domingo, 1 de agosto de 2010

Glaucoma



Se exilió para no volver, para no tener que mirar atrás.



Son decisiones rápidas pero totalmente necesarias. Se mudó de mundo y esfumó todo lo conseguido en el camino de su vida. Para qué o para quién, por qué o por quién? Solo lo hizo y escapó como lo deseaba. El vuelo de su sueño inconsciente a ese lugar mejor, lejos de todo, pero demasiado cerca de lo que deseaba como su familia.
La tierra lo manchó, pero decidió agarrar la arena con sus propias manos, sentir como se le metía entre las uñas y causaba esa sensibilidad inconfundible; y así escavar y escavar llegando a la parte humedecida y cada vez más.
Se quedó como un hombre, como una especie más, sin taparrabos, sin excusas, solo con el cuerpo, al desnudo, libre y feliz. Desconfió del clima y sintió temor por las enfermedades. Solo duró lo que dura el contexto; esta vez se dejó llevar y se sintió planta entre los pastizales.
Recorrió su interior, se sintió capaz de llorar y gritar, se sintió capaz de vivir, de correr por placer. Gritarle al mundo al cielo, al mar y al viento. Salir corriendo pisando bien fuerte, siempre hacia el mar, ese mar que baña las costas, brilloso y penetrante.