lunes, 27 de diciembre de 2010

Minuto


Le pegó un tiro. Se dio cuenta que no era como pensaba y de un día para el otro lo calzó. Fue una situación muy difícil. Imaginate… el tipo se quedó sin laburo, tenía una mina embarazada y dos pendejos, uno de catorce y el otro que no llegaba a 9, si no me equivoco.
El tema es que no se puede manejar. El chabón había estudiado… una carrera, no sé si psicología o sociología y como vio que no había muchas posibilidades laborales se anotó en un trabajo de medio tiempo.
Cuando me lo crucé en 8 y 56, estuvimos hablando algo, pero la lluvia era tan fuerte que fue un hola y chau. Andaba con la remera de la empresa. Decía que estaba bien, que le alcanzaba. Pero el tipo siempre fue igual. Re copado, pero siempre con los mismos problemas.

Rebecca


Rebecca se envuelve de hombres. Rebecca llora, mata y se excita. Todo lo puede, consigue la piedra y más tarde endurece los sueños. No se cansa, renueva el alma. Se muestra enamorada, se piensa compleja y envenena la sombra del querer ser.
Rebecca maltrata. Rebecca no piensa. Es angustia, dolor y una pena lacrimosa.
Rebecca no desea sentir, todos lo hacen por ella. No puede amar, solo penetra aire entre las venas. Rebecca no es Rebecca, es una simple mujer en un juego de idiotas.

Desatinos


Saliste a atrapar el viento y te quemaste con fuego. Quisiste cambiar el golpe y te sangraron los ojos. Y ella te rodea y nunca te cura, pasa su lengua y nunca te cura. No pudiste superar los momentos, no tuviste alma para guardar los sentidos. Y cada vez más se aleja y solo quedás; nunca más te besa.
Pero la noche arriba y el cuerpo no extraña, solo recuerda. Y el sueño cansa y ella no regresa. Solo en algún cuerpo y con otra persona.