"Necesitamos... libros que obren sobre nosotros como una desgracia que nos doliera mucho, como la muerte de alguien que amásemos más que a nosotros mismos, como si fuéramos condenados a vivir en los bosques lejos de todos los hombres,como un suicidio: un libro debe ser el hacha para el mar helado dentro de nosotros" Franz Kafka
sábado, 21 de noviembre de 2009
Vacaciones en junio
Cayó lentamente, impactó sobre el suelo y se exaltó al despertar. Estaba lestimado, pero su poder mental no quería reconocerlo. Una vez más, otro día en la vida y una caída que no lo daba por muerto.
La nostalgia y el poder para querer progresar no le daba tiempo para llorar ¿Por qué iba a llorar? ¿Una caída? Un desmayo y un brote de sangre en su pierna no eran motivos para la desesperación.
Tantos problemas marcaban su agenda, que los daños menores no requerían importancia.
Se levantó, se vendó y siguió el rumbo. De repente notó que le faltaba algo. Su mente estaba en blanco, solo pensaba en la nada.
Miró hacia un costado y escuchó que algo latía. Su corazón seguía a la izquiera, pero el reloj estaba sobre la mesa. Lo vio por unos segundos y se dio cuenta que estaba perdiendo el tiempo. Lo tomó, lo calzó y siguió su viaje.