lunes, 27 de diciembre de 2010

Desatinos


Saliste a atrapar el viento y te quemaste con fuego. Quisiste cambiar el golpe y te sangraron los ojos. Y ella te rodea y nunca te cura, pasa su lengua y nunca te cura. No pudiste superar los momentos, no tuviste alma para guardar los sentidos. Y cada vez más se aleja y solo quedás; nunca más te besa.
Pero la noche arriba y el cuerpo no extraña, solo recuerda. Y el sueño cansa y ella no regresa. Solo en algún cuerpo y con otra persona.