viernes, 7 de mayo de 2010

Líquen



Triste verano Marte, en las afueras de Venus, me sirvió para darme cuenta de la inexactitud de lo exacto.
Todo sucede cuando las mañanas dejan lo temprano del día y la noche se traslada a la hora de la siesta. Lo que ocurre, es que si todo fuera tan fácil, como Casablanca, las cosas serían de otro modo.
Noches y desvelos, sueños y más sueños interminables en la búsqueda de lo profundo, desconocido por el hombre, que no sabe lo que busca pero en un tiempo disconforme, encuentra algo parecido a lo que creía que deseaba.
Manchas y huellas sin señal de lo perceptivo recrean el camino y marcan lo desacertado. En un mundo bajo la lluvia. En una tierra sin alas. En fin, visiones recreadas por un modelo de lo que fue. Eso que fue, que espero que no sea, jamás; que muera en el olvido y se renueve con el próximo linaje.
Verdades en redes de poder incomunicado y palabras sin sentido que solo dicen significados sin significante alguno.
Formas que no dejan ver lo que hay detrás. Solo asociaciones de ellas.
Un lenguaje frío, salvaje, un “Progreso”, y una cucaracha que se arrastra sacudiendo los restos.
Cálido al fin, un lugar mejor. Donde baja el oscuro y resplandece el guía. La tierra, el planeta. La calle y la lágrima que genera la humedad al comienzo del día.
Pases en espiral por sobre el espíritu. Montañas de dinamita o criptonita en frente del pozo. Y luego… la razón y el ser.
Callan, los muertos, y las vírgenes. Los ignorantes y los ignorados.
Muestra de barro y polvo en persianas trabadas por el contexto nauseabundo en el que habitan. Merluza poca fresca y trozos, escombros y más pero más mentiras, cruelmente verdaderas. Esconden lo cierto de modo permanente. Luego la nada, el ser y la nada.
Vientos enajenados del fin del mundo y el principio de los males. Calles desiertas, almas en pena. Y la noche vuelve a ser eterna.
La utopía del después vuelve a golpear la puerta. Mientras tanto, quizás, Zeus, o aquel que llaman Santo, se acerquen a preguntar.
Las de demonio, las entregadas; diez disparos y pocas nueces. Ya se acaba y el rencor no cesa.
Profundidades de la marea y las especies que se reproducen en un océano sin líquido para beber.
Bestias peludas, salvajes, que destruyeron al mundo. Y aquí nos dejaron la bomba a punto de estallar. ¿Quién será el encargado en desactivarla? ¿Quién será el mejor heredero del desconcierto?
Horas incurables y fenómenos indescifrables que no guardan relación.
Pesos en materias blindadas y fuerzas otorgadas a un lugar cerrado y sin conclusión paciente.
Vientos enajenados, vientos enajenados.